viernes, 28 de agosto de 2015

The Way I see the World (Extractos 5)



Ahora bien, cuando llamo artista a alguien, no siempre ha de ser un pintor, escritor o músico; el arte tiene caras y formas infinitas. Ser artista no significa que tengas que “alcanzar la cima” y ser una estrella del rock. Ni siquiera necesitas subirte a un escenario para ser un creador.
Pasé mucho tiempo tocando canciones para gente sin hogar, gente con problemas de alcohol y vagabundos de todo tipo. Pude ver lágrimas de felicidad en sus ojos y júbilo en sus almas mientras yo tocaba acordes con la guitarra. Son la mejor audiencia que uno pueda encontrar.
Esta gente nació como tú y como yo, y siguen respirando, incluso si sus carteras están vacías y su único amigo es una botella de vino barato. Confío en estas personas más de lo que podría fiarme de un hombre que siempre viste traje y corbata.

Cierto día, estaba tocando la guitarra en el parque. Había un hombre sentado en un banco cercano, y me escuchó hablar. Él también había nacido en algún lugar de España, y empezamos a hablar. Yo le veía como un igual, porque eso es lo que somos todos y cada uno de nosotros. Todas esas cubiertas que llevamos, a pesar de su alto precio, no son más que un disfraz mediante el cual fingimos ser lo que no somos. A este extraño se le unieron algunos conocidos suyos, y se acercaron para escuchar los acordes que yo tocaba con la guitarra. Uno de ellos estaba totalmente borracho y colocado.

Hubo un momento en el que tuve que ir al baño y, sin dudarlo, dejé mi guitarra, la funda y mi cartera con ellos. Cuando volví, todo seguía allí, sin que nadie lo hubiese tocado.
La gente se acercaba y abrían sus corazones hacia mí, sólo porque yo tocaba la guitarra en el parque, sólo porque estaba ahí para escuchar sus historias, al igual que ellos escuchaban mi música.
Todos ellos tenían en común el haber perdido algo o todo en el camino.
Cada vez que me cruzaba con algún vagabundo pidiendo en la calle, intentaba darle el poco dinero que pudiera llevar encima, o por lo menos un cigarro. En ocasiones les daba la mitad de un sándwich que acababa de comprar.
Se trata de dar, en lugar de exigir y coger.

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